Justo ahí...

Algunos metros bajo el tenue horizonte,
mientras el ocaso se oculta,
tras el perfil de una Lima sosegada,
la noche al parecer nos revela su llegada.

Siendo asi, me detengo y contemplo...

El tierno envolver de las hojas de un denso follaje,
el escurrir de la brisa nocturna sobre las estrechas calles,
la premura de los humanos errantes sobre las aceras,
Mientras la arquitectura circundante ilumina las vias con sus tenues cristales...


Justo ahí...

En medio de esta inusual ciudad,
Mientras el tiempo transcurre,
Mientras la gente dialoga,
Mientras los autos cruzan intempestivamente,
Mientras las farolas  de las plazuelas se encienden vaporosamente,
Mientras el viento se acomoda y flota,
Mientras las avecillas se posan sobre el manto de alhelíes,
Mientras las hojas se desprenden casualmente de un ponciano un tanto robusto...

Justo ahí...

Tres pasos hacia la izquierda partiendo desde la acera,
Hacia el extremo derecho de un casual parque San Isidrino,
Detrás de las banquetas de piedra,
Bajo el dulce árbol de cerezos,
Con una bitácora en mano y un lapicero azul un tanto gastado...

Justo ahí,
sentada sobre el verde pasto,
estoy yo...

Tan humana,
tan imperfecta,
tan impredecible por temporadas,
tan despistada,
tan casual,
tan, tan yo...

Que de vez en cuando,
cada vez que mis sentidos lo aclaman,
y mis pensamientos se enlazan al alma,
me fascina estar así,
tan perdida en la nada,
para poder sentir todo.